miércoles, 1 de septiembre de 2010

Solo 15 años [Parte 4]

Estoy casi seguro de que no habrá pasado ni un minuto desde que ese tío ha entrado por la puerta, jodiéndome la tarde. Pero está siendo el minuto más largo de mi vida.
Y lo peor de todo es que lo he visto venir. Soy un imbécil. Y no he hecho nada para sacar a Laura de aquí.
He estado pendiente de ese hombre antes incluso de que entrase en la tienda, viéndolo a través de las ventanas. No dejaba de mirar con una cara que no sabría describir a la chica que nos estaba atendiendo hace solo unos instantes. Me ha dado mal rollo desde entonces. "Tranquilo. Solo es un tipo que se habrá bebido como una bañera de cerveza él solito. Sí. Estará tan borracho que no podrá ni andar". Y justo antes de terminar de tranquilizarme a mí mismo, el tío ese se ha acercado dando tumbos, con la vista clavada en la cajera. Puaj, por su olor deduzco que se tiene que haber bebido dos o tres bañeras de alcohol. O más. Quién sabe. Estoy demasiado ocupado reprochándome a mí mismo no haber hecho caso a mi instinto como para hacerle un test de alcoholemia ficticio.
Laura está temblando. Mierda.
Conforme el hombre se va acercando dejo las bolsas de comida en el suelo, cerca nuestro, intentando hacer de ellas una barrera entre el borracho y nosotros. Como un niño que se cubre con las sábanas creyendo que, así, sus pesadillas no llegarán hasta él. Rodeo a Laura con uno de mis brazos, y la atraigo hacia mí.
Entonces, a la vez que Laura se pone más tensa, el tío ese se acerca a la cajera y empieza a contarle su vida. O lo que sea. No creo que nadie esté entendiendo nada.
Y el tiempo pasa tan lento... Comienzo a pensar cómo salir de ahí. La situación es realmente incómoda ahora.
Salir de la tienda implica pasar demasiado cerca de aquel hombre para mi gusto, así que lo descarto. Veo que la cajera está pasando de él, y pienso que quizás esa sea la mejor opción. Opción que descarto cuando veo que el muy asqueroso la agarra del cuello y pregunta algo, a lo que la chica responde con todo el tacto con el que es capaz. Aprieto a Laura más contra mí. Esto se pone feo, muy feo.
No, ahora sí que estamos jodidos. El maldito borracho está amenazando a la pobre chica con una navaja. Ella se derrumba y lloriquea por lo bajo. Eso me mosquea.
Antes de pensar en las consecuencias que me pueden traer mis actos, intervengo:
-Eschuche, señor. Puede... puede que ésta no sea la mejor manera de solucionar un problema. - Digo, mientras, con el mayor de los esfuerzos, trato de parecer tranquilo y de no tumbar de un puñetazo a ese loco.
Entonces me doy cuenta, sin pararme a escuchar lo que me contesta el muy asqueroso, de que me estoy atrayendo su atención hacia nosotros. Hacia Laura, que está a mi lado. Oh, no. Mierda.
Se acerca y me pone la navaja en el vientre. Me da igual, soy secundario. Pero como se acerque a Laura...
Ella empieza a llorar, la veo de refilón, y ello me hace sentirme peor conmigo mismo y mucho más mosqueado con ese tipo.
Me doy cuenta de que la cajera ha marcado un número en el teléfono. Estará llamando a la policía. No... Demasiado lento. Para cuando lleguen a saber qué se encontrarán.
Alcanzo a ver que la gente o se ha escondido o no pretende ayudarnos directamente. Genial, estamos solos.
Despacio, y mientras mantengo la apariencia de serenidad, voy colocando a Laura detrás de mí, muy poco a poco. No dejo de mirar a ese tío a los ojos. Inspiro profundamente, y trato de recordar lo que el borracho me acaba de decir. Pero no me acuerdo.
-Oiga, no creo que apuntarme con una navaja le vaya a traer nada bueno -"el tono de voz, Pedro, controla el tono de voz...", me digo, y sigo escondiendo a Laura, a la vez que pongo cierta distancia entre el borracho y yo. Distancia que no llegará al medio metro.- Alguien podría salir herido, y eso podría causarle problemas -creo que en este momento mi voz calmada se entremezcla con la rabia sutilmente, sonando mi última frase como una amenaza en vez de como un consejo.
Esto desconcierta al hombre, el cual parece, por un momento, estar pensando en lo que le he dicho. Entonces su mirada se desliza rápidamente de mi rostro al de Laura, y vuelve al mío con la misma rapidez. "Oh, no. Eso sí que no".
Me mira mientras su cara se desfigura en una horrorosa mueca, cutre imitación de una sonrisa.
-Peeh... pehro... ¿quéh passsa si quieghro phroblgemas?
Y no lo veo venir. Con una rapidez que no creía posible en una persona hebria, me acuchilla el brazo derecho, debajo de la axila. Dejo de mirarle un segundo para dirigir la vista hacia la gran cantidad de sangre que brota de mi herida. Exclamo un alarido como prueba del punzante dolor que recorre mi brazo entero.
Y ese segundo le basta al muy cabrón para acercarse lo suficiente a Laura como para herirla a ella también. La forma en que la mira y las intenciones que delatan sus gestos callan mi dolor, para concentrarme por completo en matar a ese tío si hace falta.
Laura no se mueve, está paralizada. La expresión de su cara es de puro miedo. El borracho lleva la navaja bien agarrada, y apunta a Laura en el mismo lugar del vientre en el que me estaba apuntando a mí hace unos segundos. Veo cómo aleja un poco el brazo armado, para coger impulso.
Y le doy el puñetazo más fuerte que nadie habrá dado. Noto cómo mis nudillos destrozan por completo su nariz. Puedo hasta oírlo. Seguro que me he roto algo yo también.
El borracho cae al suelo inconsciente, y no tardo nada en quitarle la navaja de la mano. El cuchillo está completamente lleno de sangre, más de la que ha derramado mi brazo. Entonces se detiene el tiempo, y noto cómo mi pulso retumba en mis oídos al darme cuenta de que esa sangre no es mía.
Laura está en el suelo. Su rostro está tan pálido como la nieve, y me mira con una mezcla de alivio y dolor. Sus manos están llenas de sangre y colocadas sobre su vientre. Un pequeño charco rojo comienza a formarse bajo ella.
Me agacho rápidamente hacia ella y la cojo entre mis brazos. No siento el dolor de mi herida, aunque la sangre gotee ahora de ella. No existe. Solo está Laura; tan pequeña e indefensa. Laura llena de sangre. Llena de sangre por mi culpa.
-Laura, lo siento. Joder, cuánta sangre... Pero tranquila, ya han llamado a la policía; no tardarán en venir. Verás que esto no es nada. Dicen que la sangre es muy escandalosa; siempre hace que las heridas parezcan peores...
-P..Pedro... Lo... lo has hecho genial. -Casi es incapaz de acabar la frase. No puede dejar retorcer el rostro a causa del dolor.- Me duele... -dice ahora en un susurro, tratando de contener el dolor, sin éxito.
Veo borroso; las lágrimas ocupan todo mi campo de visión.
- Lo siento tanto, Laura. Debería haberte sacado de aquí antes...
Ella niega con la cabeza en un gesto casi imperceptible.
-N..no digas eso. -Tiene el rostro perlado de sudor, y respira de manera irregular. Cada segundo que la observo me rompo por dentro, me siento destrozado, como si me estuviesen quitando el aire conforme el color desaparece de sus mejillas.- De no ser... por ti... esa chica -y señala lenta y débilmente a la cajera, que habla atropelladamente e histérica por teléfono, avisando, seguramente, a una ambulancia- no estaría viva... -Acaba la frase en un susurro muy bajo, y, pese al dolor, me mira y sonríe.
Mis lágrimas caen sobre su rostro. Percibo cómo las pocas personas que quedan en el local nos observan, sin saber qué hacer. Y a mi se me escapan las ganas de vivir mientras la chica que amo se va apagando ante mis ojos. Laura, esa chica preciosa y feliz a la que he estado adorando en secreto tanto tiempo. La misma Laura que he soñado tener entre mis brazos... Pero no de esta manera, cubierta de su propia sangre por culpa de un loco de mierda armado y porque soy gilipollas.
-Sí, Laura, pero tú, ¿qué? Mira... mírate... es por mi culpa, no te he protegido, soy un imbécil y... no sé qué puedo hacer... -Mi voz se entrecorta por los sollozos.
Ella, pese a que, seguramente, estará haciendo un esfuerzo sobrehumano, posa una de sus delicadas y ensangrentadas manos en mi mejilla, y dirige mi mirada hacia la suya.
-Mientras pueda ver... esos preciosos ojos tuyos... estaré bien. Te... quiero.
Y nada más decir eso, su mano se desploma y sus ojos se quedan en blanco.

6 comentarios:

Angie dijo...

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!! estoy llorando! imbecil borracho quiero matarlo!! HAHAHA!!!!!!! nooo no se murio verdad? no puede :S

Laura Ankariva dijo...

Vaya nombre más bonito el que le has dado a la protagonista... sí, vale, yo me llamo igual, así q soy poco objetiva XD.

Oh My Gosh. No nos dejes así *se muerde las uñas con ansiedad* no mates a la pobre! Bueno, aunque si la matas, tampoco pondré pegas. Me gustan las historias trágicas.

Bueno, un saludo y gracias por dejar comentarios en mi blog ^^

Existencia dijo...

Como pudiste hacerme eso!!???
Ahora me hiciste llorar
UUUYYY!!!!!
Pliisss, tiene que vivirr dame ese regalo :'(

Sombrerera dijo...

vaayaa es genial ^_^ me encanta! xD
oye, como haces para poner eso de la opinión? (lo de las 3 casillitas)

molaa!!

Besitos guapa!!

Sombrerera dijo...

holaa!! oye me encanta tu blog, voy a seguirlo.

Gracias por pasarte por mi blog y seguirlo.

besoos!!

Sombrerera dijo...

aaa oye nos afiliamos??